Propósitos incumplidos
Me confundí. Reconozco que en los últimos meses de doctorado llegué a pensar que sería instantáneo: que según pusiera el pie en Madrid me liberaría del agobio y podría empezar de inmediato a hacer grandes planes. Mi intención era pasar como mucho dos o tres meses en casa de mis padres, y luego mudarme a un piso como el que tenía en Darmstadt. Ya tenía pensado hasta la decoración friki y la domótica que tendría. También hice una lista de todo lo que quería hacer los fines de semana por Madrid. Museos, paseos, excursiones. Y hasta estaba mirando coches para sustituir el que uso ahora, que a sus 23 años está que no puede más.
¿Ya es Navidad? ¿Tan pronto otra vez?
No ha sido tan fácil. No he logrado ni uno de esos propósitos. Nunca pensé que me costaría tanto recuperar la inercia que he perdido en cuatro años dedicados casi exclusivamente al trabajo. Ya no me atrevo ni a formular mis propósitos de 2016.